Tiendas y restaurantes País Vasco francés (Biarritz y Arcangues): Gaztelur, un lugar de visita imprescindible en el País Vasco francés | El Correo

2022-05-28 23:14:18 By : Mr. zhi chuang yu

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Gaztelur, una 'maison de maître' en el País Vasco francés / carlos martínez

En lo alto de Biarritz se encuentra un bonito pueblecito de casitas blancas y contraventanas azules, de pintorescas placitas e iglesias centenarias, de glicinas trepando fachadas y colinas verdes escoltando caseríos. Arcangues es un remanso de paz en el País Vasco francés que mira al mar y a los Pirineos, un lugar de cuento en el que la familia De la Rica ha experimentado su particular 'joie de vivre'. «He pasado en la zona de Biarritz todos los veranos de mi vida con mi familia. Ahora seguimos yendo, pero no solo de vacaciones, sino también en invierno o fines de semana», nos cuenta Marta de la Rica, conocida diseñadora de interiores. Junto a su padre, el financiero Javier de la Rica, ha fundado en esta pequeña localidad francesa Gaztelur, un sueño compartido donde convergen sus pasiones en común.

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Gaztelur es la historia de un padre que inculcó a su hija su amor por esta zona de Francia, por los viajes y las antigüedades. Es el resultado de muchos años recorriendo juntos rastros, mercados de pulgas y anticuarios en busca de tesoros. «De pequeña se me hacía bastante pesado, pero ahora veo que ha sido un aprendizaje valioso que me ha llevado a estar donde estoy». Gaztelur es un legado, es el bagaje cultural que ha moldeado el imaginario estético de Marta y ha hecho posible la apertura de este lugar, un paraíso para los amantes de la decoración, la belleza y el buen comer. Nació con el objetivo de ser una experiencia para los sentidos, porque Gaztelur «no es solo un restaurante, ni una tienda, ni una galería, ni una floristería. Es todo a la vez, un conjunto de pasiones que nos mueven y que queremos compartir dentro de un entorno único».

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La casa familiar de los De la Rica se sitúa en Biarritz, pero no fue hasta hace una década cuando decidieron buscar un lugar en el que materializar el proyecto que Javier había ideado con su hija. En 2013, el financiero dio por fin con este imponente inmueble de enorme jardín en Arcangues, a tan solo 15 minutos de la conocida ciudad de la costa francesa. «Buscábamos algo que fuera peculiar de por sí, que tuviera alma», explica Marta. Era el sitio perfecto para dar rienda suelta a su creatividad. Una «maison de maître» fechada en 1401, en la que se hicieron sucesivas ampliaciones en los siglos posteriores. Decidieron conservar su nombre por encerrar en él cierto misticismo aún sin resolver. «En su traducción del euskera al castellano hay dos versiones. Unos dicen que significa «tierra joven» y otros «castillo sobre el agua», advierte.

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Trabajaron duro durante dos años en una rehabilitación compleja. Fue casi una obra de ingeniería, «una mezcla de reforma y restauración, porque estaba completamente destrozado». Del parque que sirve de marco a la casa se encargó un paisajista parisino. Los interiores, tomaron forma gracias a la mano experta de los De la Rica, que consiguieron conservar la esencia de la casa, conciliando pasado y presente en un mismo espacio. En 2015, abrieron, por fin, sus puertas al público.

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«El concepto es muy amplio, ofrecemos una experiencia global». Entrar en la casa es toparse con una estudiada decoración que hace que cada estancia sea diferente. Tiene un invernadero, un huerto, un comedor privado, un salón, una biblioteca llena de libros, una sala de televisión con su propio bar, una habitación de alfombras, un dormitorio… Cada una desprende un gusto ecléctico, una mezcla de muchas épocas y estilos, donde todo resulta, sin embargo, armónico, reflejando la forma de entender el interiorismo de Marta y, sobre todo, de Javier. «Tiene el alma de mi padre». Gaztelur está salpicada de arte, muebles, revistas, telas, alfombras y objetos recopilados a lo largo de los años. Cada uno tiene su razón de ser y un lugar definido, «porque no están expuestos como si fuera una tienda, están colocados como si fuera una casa». Quizás por eso resulte cuanto menos sorprendente que cada una de las piezas que allí puede ver el visitante se pueda comprar. Quizás, esta sea una de las claves de su éxito.

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Mesas suecas del siglo XVIII, carritos de latón de los 60, espejos barrocos italianos, sillones Luis XV, consolas francesas, mesas-costureros venecianas, porcelana de Limoges del XIX… Y así suma y sigue. Muchas de las piezas que se pueden adquirir de forma física en la propia casa, también están a la venta en su escaparate virtual: Gaztelur By Marta de la Rica. Una plataforma digital que lanzaron y potenciaron durante la pandemia.

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Dentro de todo este universo creativo también encontramos una floristería a cargo de la artesana Mar López. Ella hace todos los arreglos florales que el visitante puede ver en Gaztelur. Otro de los componentes de este equipo es el fotógrafo Carlos Martínez, capaz de capturar tras su objetivo el alma y la belleza de cada rincón. Olivier Granet es el director de las distintas actividades que allí se realizan, y es que Gaztelur también está pensado para celebrar bodas y eventos. Por eso, también cuenta con un restaurante, L´Atelier de Gaztelur, uno de sus puntos fuertes y con capacidad para 70 comensales. El chef Alexandre Soulier es el jefe de cocina y quien ha ido dando un giro a la oferta gastronómica a lo largo de estos años. Tal y como nos cuenta Marta de la Rica, la carta de Gaztelur ha pasado de ser un concepto 'nouvelle cuisine' a ofrecer una «cuisine des familles». Una cocina de toda la vida, con recetas de las abuelas y excepcional materia prima. «No tenemos una carta muy extensa, pero es el concepto de cocina de familia. Los domingos, por ejemplo, hacemos pollo asado, un plato que sigue siendo una tradición dominical en Francia».

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Gaztelur cuenta con todos los ingredientes para seguir manteniendo vivo su éxito. Sin embargo, Marta reconoce que es un trabajo de fondo, de búsqueda diaria. «Estad atentos», advierte, porque seguirán evolucionando y ofreciendo su mejor versión para que su idílica 'maison de maître' siga siendo un lugar de visita obligado para todos los amantes de la belleza que se dejen embaucar por el encanto de la costa vasco-francesa.