Diario de la Vuelta'22: pequeño homenaje a Alejandro Valverde (galería de sus mejores momentos) - High Cycling

2022-08-20 02:51:20 By : Mr. Mike Li

Los ciclistas se han tomado sus fotos, ya tienen retrato con el que ganar y aparecer en televisión bien acicalados. Todos han pasado sus PCR (excepto Ángel Madrazo, que sí la pasó, pero dio positivo en Covid, por lo que abandona la Vuelta) y el tornado del ‘caso Nairo Quintana’ ya indica la velocidad a la que van a ir estas tres semanas. Entre tanto, una pequeña sorpresa, el maillot con el que Movistar quiere despedir a Valverde en esta, su última Vuelta a España. Del azul al blanco e incluyendo todas las grandes victorias del mito murciano. Un cambio que esperan les siente tan bien como del blanco al negro en esta temporada tan complicada en el equipo español.

Con la esperanza de que el ‘Bala’ saque de nuevo las castañas del fuego pastoreando a un grupo un tanto aturdido por la mala campaña que está realizando y por las circunstancias, comienza el juego de un episodio que puede ser definitivo en el devenir del conjunto telefónico para asegurar su permanencia en la categoría World Tour. Muchos sacrificios se han hecho, como la exclusión de gente como Aranburu o García Cortina de todas las grandes vueltas. O de Pedrero, que acaba de ganar una etapa a lo grande en el Tour de l’Ain. Todo por un fin, y es realizar una gran Vuelta y cubrir el resto de carreras con garantías de obtener resultados que les hagan obtener los puntos necesarios.

Irónicamente, la única edición en la que Alejandro ganó la ronda española y la última que va a vivir como profesional van a tener inicio en Países Bajos. Una experiencia que le traerá inmejorables recuerdos y una absoluta confianza en sus posibilidades de cara a dejar el pabellón bien alto y un gran sabor de boca en los aficionados para ser recordado como el gran campeón que ha sido, es y será.

Su debut en la Vuelta tuvo lugar en 2002. Era su primer año como profesional y el murciano ya tuvo ocasión en su primera etapa en línea de poner al resto de los favoritos en un problema, escapándose junto a Óscar Sevilla, su jefe de filas en el Kelme, para ser alcanzados después del susto camino de Alcoy. Sólo un año más tarde, se impondría en Envalira (Andorra) y La Pandera (Jaén), presente en esta edición. Ello y la gran cronoescalada que realizó al Alto de Abantos le hicieron merecedor del tercer puesto en Madrid. En 2004 acudió ya con toda la intención de ganar, pero una caída en su tierra le lastró para lo que quedaba de carrera. Se vino abajo en la última semana y terminó incluso fuera del podio.

En 2006 tomó las riendas de la Vuelta en la etapa que finalizaba en La Cobertoria. Líder desde esa novena etapa hasta que el pelotón aterrizó en Granada, sólo un magnífico movimiento táctico del Astana dio la victoria final a Vinokourov gracias a su ataque en la subida y bajada de Monachil, también presente en la edición de 2022. Al día siguiente, en La Pandera, los kazajos le dejaron claro que no era su año. Dos años más tarde, un problema con el chubasquero en una bajada camino de Suances puso de acuerdo a toda la oposición, que le eliminó de la lucha por la general cuando era el segundo o tercero más fuerte de aquel año sin discusión.

En 2009 llegó por fin su victoria. Un tanto gris por la forma conservadora de correr que puso en marcha, pero sin duda efectiva. En La Pandera, que ha estado muy presente en la trayectoria de Valverde, pareció pasar un momento malo. Se repuso y fue sobrepasando a todos los rivales, llegando a meta con fuerza y decidiendo de su lado la carrera. Fue el último maillot oro de la historia y sería suyo.

Tras una ausencia de dos años debido a la sanción con la que fue castigado por su presunta relación con la Operación Puerto, volvió a la Vuelta en 2012. Y cómo regresó. Fue el más fuerte de la carrera, muy por encima del ganador final, un Alberto Contador que sacó de la chistera la obra maestra de Fuente Dé. Ganó dos etapas y firmó una brillante segunda posición. Podio que repetiría en 2013 y en 2014. Regresaría al cajón en 2019, siendo segundo tras Primoz Roglic. Vestido con el maillot de campeón del mundo, hizo un carrerón a la altura de sus mejores años. Correrá en 2022 su decimosexta Vuelta a España. Qué menos que homenajearle desde la prueba española.

Tour de Francia, una relación de amor-odio

Como le pasara al vasco Abraham Olano, los éxitos de algunos ciclistas españoles le lastraron a la hora de generar expectativas. Alejandro no era Contador. Ni Freire. Era Valverde. En el Tour le cargaron la vitola de gran favorito y falló una y otra vez. En 2005, en su debut, derrotó ni más ni menos que a Lance Armstrong en la meta de Courchevel. Aquello disparó las campanas al vuelo y no fue capaz de responder a esas esperanzas que había generado a su alrededor. Al menos en cuanto al Tour se refiere. Contador irrumpiría pronto y callaría un poco aquellas críticas que fueron feroces en algunos momentos.

Ganó la primera etapa de 2008, por lo que pudo lucir el maillot amarillo de líder. Plumelec quedará en su historia como otro destino a recordar. En 2012, tras su sanción, se marcó una escapada en los Pirineos que le dio la victoria en Peyragudes, cima que estrenó él. La descalificación de Kim Kirchen le dio la victoria en Superbesse, pero esas victorias saben menos que las reales.

No ganó más en la ronda francesa, pero sí tuvo grandes actuaciones como el año 2013, donde un abanico le sacó de la lucha por el podio, o 2014, donde también rozó el tercer puesto y si no llega a mediar la última crono la hubiese conseguido. Pero su gran año fue 2015, donde por fin pudo hacerse la foto en París acompañado de su compañero Nairo Quintana a cada lado de Chris Froome, el ganador de cuatro ediciones. Se despidió del Tour en 2021 sin pena ni gloria, en un 24º puesto.

Lieja-Bastogne-Lieja y Flecha Valona, sus carreras

Se llevó cuatro, nada menos. ‘La Doyenne‘ es la decana de las clásicas, uno de los Monumentos más especiales y desde luego que el objetivo número uno para muchos ciclistas no sólo a lo largo de un año, sino de su carrera completa. Él logró cuatro. Cuatro vidas. Incluso muchos campeones se pasan su trayectoria intentando levantar los brazos en Ans y no pueden. Que le pregunten, por ejemplo, a Miguel Indurain. O a otros muchos.

En Flecha Valona fueron cinco los triunfos, acompañados de tres segundos puestos. El Muro de Huy parecía ya su casa. Se ha enfrentado en las Árdenas a ciclistas de muy diferentes generaciones como Paolo Bettini, Joaquim Rodríguez o Julian Alaphilippe, que sigue siendo una de las referencias en los finales en cuesta como los que le gustaban al de Puerto de las Lumbreras.

La Clásica de San Sebastián también fue suya en dos ocasiones. Y el campeonato de España. Pero sobre todo destaca en la cantidad de podios y puestos nobles en los Monumentos. Tres platas en Lombardía son algo más mérito. También fue segundo en Amstel Gold Race, la única pieza que le faltó para completar el triplete de las Ardenas. Strade Bianche ha sido otra de las pruebas que le han visto estar cerca de la victoria. Una pena.

El maillot arco iris, su destino

Ha sido su gran victoria más tardía. Tras seis metales en los Campeonatos del Mundo, le llegaría por fin su turno en Innsbruck (Austria). El grito que dio tras cruzar la línea de meta, brazo en alto y tras un sprint eterno que nos hizo sufrir, fue compartido por todos. La alegría desbordante de su llanto que fue compartida por todos, rivales incluidos. Se lo merecía. Siete metales, nada menos. Récord absoluto en los Mundiales. Todo un logro por superar. ¿Quién será capaz de superarlo?

Debutó en Hamilton (Canadá), defendiendo las opciones de Óscar Freire -ya bicampeón por entonces- y protegiendo a la cabeza de carrera, que era para su compañero Igor Astarloa. Remató su victoria con un doblete excepcional logrado ante Van Pettegem, Bettini y otros ases de las pruebas de un día.

Un año más tarde fue el momento de ayudar en exclusiva al cántabro, que firmó su tercer título mundial. Estaban escribiendo historia y él, Alejandro, lanzó a Óscar en la recta final de Verona con suma facilidad. Tanta que fue sexto sin pedalear. El Campeonato más soprendente fue el de 2005. Tras regresar de una inactividad por una supuesta lesión de rodilla, Valverde se clasificó segundo en el Mundial de Madrid, únicamente superado por el belga Tom Boonen.

Los fallos de cálculo (y de desarrollo) le birlaron el Mundial de 2006 cuando tenía todo para ganar. Y así hasta llegar a Florencia. ‘Purito’ Rodríguez, rival y amigo al tiempo, se escapó en la última vuelta, con muchas posibilidades de ganar. Rui Costa, compañero de equipo de Valverde, dejó de rueda al grupo en el que debía estar vigilante el murciano para robarles el oro. El doblete tuvo lugar, pero en unas tristes segunda y tercera posición. Tres bronces seguidos conseguidos en Ponferrada, en casa. Ya sólo quedaba el oro. Y llegó cuando parecía que nunca iba llegar.

Vio nacer, vio morir: lucha contra varias generaciones de ciclistas

Ver a este ciclista luchar de tú a tú contra Bettini, Roberto Heras, Lance Armstrong y otros de aquella generación para después hacer sufrir a Primoz Roglic, Peter Sagan, Vincenzo Nibali o Chris Froome da idea de lo eterno que ha sido Alejandro y del gran hueco que va a dejar en el mundo del ciclismo. Es una auténtica suerte haber vivido en época de este marciano (con a), de ver cómo se ha recuperado lesión tras lesión -la del prólogo del Tour 2017 parecía que le iba a retirar del ciclismo y volvió más fuerte que nunca-, golpe tras golpe. Siempre vuelve.

Incluso cuando se despidió en 2021 del profesionalismo, ha regresado para alegrar a la afición un año más. Y lo hizo para ser el ángel de la guarda de su equipo predilecto, al que ingresó procedente del Kelme en 2005 y que no ha abandonado hasta este 2022 pese a haber tenido lluvia de ofertas por parte de equipos que soñaban con tener a una leyenda entre sus filas.

Son, si no lo remedia, 133 victorias. Muchas menores en carreras españolas de una semana o clásicas como Murcia, sí. Pero otras con una categoría sublime, que ya firmarían haber tenido muchos grandes campeones a los que el español no llega a la suela de los zapatos si preguntamos a entendidos de ciclismo. El propio Indurain soñaba con varias de las victorias de Valverde, como el arco iris en ruta o la Lieja. Para emular al navarro, también fue capaz de subirse al podio de las tres grandes y ganar etapa en todas ellas. Algo que el campeón de cinco Tours como Miguel no pudo lograr.

Por todo eso y por mucho más, sólo nos queda decir: ¡gracias, Alejandro!

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