Paola Vega les da visibilidad a las expresiones que deben ser vistas

2022-05-28 23:22:58 By : Mr. Fred Feng

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Con una capacidad de trabajo inagotable, producto del placer que le proporciona descubrir el arte dondequiera que esté, Paola Vega presenta en estos días dos exhibiciones simultáneas en el Centro Cultural Recoleta. En el papel de curadora despliega obras de diversos géneros, temas y, sobre todo, cualidades estéticas y de resolución, que ocupan las inmensas salas que flanquean a Cronopios. Allí, son muchos los artistas que exhiben sus obras por primera vez. Y algunos, ni siquiera se consideran (o consideraban) artistas. En el ala izquierda está la pintora y peluquera ucraniana Ana Sokol (Lwow 1902- Buenos Aires, 1989) que gozó de cierta fama. En la selección predomina un arte de gente trabajadora y ligada a los oficios.

Hay una foto donde Sokol aparece sentada en su peluquería de la calle 25 de Mayo y Viamonte. Allí donde su clientela iba a cortarse el pelo y en algún momento le compraba un cuadro. Está con su delantal blanco de peluquera y posa ante la cámara con un gesto cómplice, pero también con ostensible orgullo. Su media sonrisa se relaciona sin duda con el valor que ella misma le atribuye a la decena de pinturas que configura un atrayente marco decorativo que la rodea. Al parecer, piensa: “Bueno, aquí está, ¿y ahora? ¿qué opinan?” Paola Vega se involucra con las historias de la vida de todos sus elegidos.

La ingenuidad de las pinturas de Sokol se relaciona con la inocencia y la sinceridad de la autora, que, sin duda se sintió feliz pintando a su manera, tan lejos del rigor académico como de las teorías vanguardistas. El Arca de Noé, las flores de los vestidos típicos ucranianos, sus gatos, los bellos príncipes y princesas, Adán y Eva cuando Dios los expulsa del Paraíso, paisajes y retratos, eran sus temas recurrentes. Aunque, a decir verdad, pintaba sin ninguna precisión formal. No obstante, entre muchos coleccionistas e instituciones, Osvaldo Giesso le compró un cuadro; Manuel Mujica Lainez le escribió un catálogo, y describió el universo de Sokol como “un mundo inusitado” donde se confunden “viejas lecturas bíblicas, nostalgias infantiles” y los “paisajes con cúpulas bulbosas” que “fueron apareciendo, multiplicándose, como en un sortilegio de fuerte cromatismo”.

Paola Vega no les teme a las palabras. Cuenta que Sokol, abandonada por el marido apenas llegaron de Ucrania y con un hijo adolescente muerto por sobredosis, no perdió su alegría. Vega describe la magia que puede generar el arte. “El arte en el que creo, porque se trata de eso, de creencia, es ese que aparece, […] tiene una fuerza poderosa y arrolladora que nos emociona y nos conecta con algo que está más allá, no sólo de nuestros cuerpos, sino de las palabras. Una energía poderosa lo mueve, el deseo, la pasión aparecen a cada paso. Es difícil hacerle entender esto a quienes no le sucede”.

A partir de este concepto, Vega, conocedora del mainstream del generalmente solemne universo del arte, le dedicada su trabajo a Jorge Gumier Maier, ideólogo que gestó en el Centro Cultural Rojas un refugio para embellecer la vida. Al igual que entonces, hoy en el Recoleta los límites entre los rigores del arte conceptual y político parecen desvanecerse. A las 50 obras de Ana Sokol, se suma un homenaje a la Galería El Taller, donde figuran Orlando Ruffinengo, Juan Otero, José Luis Menghi, Leonor Vasena, Valerio Ledesma, Casimiro Domingo, Luis Centurión, Adolfo Ollavaca, Manuel Mujica Lainez, Susana Aguirre y Dignora Pastorello, artista que en estos días, Vega presenta en la Galería Calvaresi.

En la sala del ala derecha, el texto de la muestra “Las oportunidades”, se inicia con una frase del libro “Invenciones del recuerdo” de Silvina Ocampo, que dice: ¨Un destello de estrellas cayó alguna vez como fuegos de artificio¨. En medio de la diversidad estilística del “destello” figuran quienes utilizan el oficio para la realización de su obra, como Sebastián Gordín que domina la marquetería como un experto, o Nushi Muntaabski, eximia muralista y escultora que trabaja con mosaicos venecianos. Consultada Paola Vega sobre la recepción de sus proyectos, cuenta que no le pidieron que retirara ninguna obra. En la misma sala están quienes se ganan la vida con un oficio y hacen arte casi sin darse cuenta, como Jimena Travaglio quien, con la paciencia de las hilanderas enhebra una a una las mostacillas hasta formar un manto. Por ultimo están aquellos que tienen un trabajo artístico, como el de las fascinantes teleras de Sachamama en Santiago del Estero, las artesanas Belén Guzmán, Miriam Juarez y Beba Taboada, que deslumbran con sus textiles, al igual que el grupo de las Bordadoras del Museo del Puerto de Ingeniero White. La muestra se completa con los trabajos de, entre otros, Fabio Risso Pino, Pielcitta, Julio Nielsen, ZilianteMusetti, Agustín Croxatto, Tito Portela, Komando Marión, Yale Jaros y Fabián Bercic.

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