Tennesse

2022-08-08 06:57:31 By : Ms. Anne DAI

Puede parecer un valor escaso en sí mismo, pero la pasión en dosis abundantes es capaz de llevar a lugares no imaginados, no soñados y mucho menos pensados. Y cuando un padre y un marido coinciden -sin ponerse de acuerdo- que el secreto de la persona en cuestión es la pasión, no hará falta un triple chequeo para corroborarlo. Ahí está el motor de Verónica Dychter.

Una foto de hace algunas décadas: en una familia de mujeres fuertes, la niña juega con un teléfono y una computadora, y cada encuentro con su abuela ocurre entre el horno y la mesada, entre aromas intensos y delantales de cocina. Una foto de ahora: aquella niña ya es una mujer que mezcla el teléfono y la pasión para expandir una marca de penetración global cuyo distintivo son los delantales de diseño exclusivo.

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“¿Qué quería? No solo emprender e ir más allá, quería no ser alguien más, quería crear una marca”, dice Verónica. La decisión que había masticado por años llegó cuando nació su hijo León. Apareció fuerte el “basta de oficina”, retumbó el “quiero ser mamá full time” y no se apagó el “quiero crear algo diferente”. ¿Sería posible? Lo hizo posible.

Pensó en aquella indumentaria de la abuela Lilia en la cocina y se acordó de una frase que se repetía en la familia desde que tenía memoria: “Abuela, a vos te vamos a hacer famosa”. No perdió el tiempo. Vendió en 50.000 pesos su emprendimiento de juguetes para chicos, compró telas, le pidió a una amiga que la ayudara a diseñar delantales, ideó con su madre el nombre del proyecto y se largó con todo. Con sus delantales premium, sus repasadores con terminaciones únicas, sus manteles de diseños originalísimos y otra amplia gama de productos ya abrió puertas en mercados de Estados Unidos, Suiza, Colombia y recientemente México.

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Hoy repasa su historia y está convencida de que buena parte del éxito tiene que ver con la experiencia que cosechó a contramano del deseo de sus padres. Ellos querían que estudiara y ella quería viajar. Trabajó en verano y viajó por todas partes durante el año. También -quizás para darles el gusto- estudió Comunicación Social y Publicidad, pero “lo que me sirvió de verdad fue embarrarme un poco, ver distintas culturas”, dice.

Emprendedora serial, Verónica recuerda -sin nostalgia- a aquella niña que en modo juego guardó en un rincón de su memoria los condimentos indispensables para el éxito de su marca. Y no tiene temores por los vaivenes que podrían aparecer. Sabe que puede haber otros caminos, otras puertas. Sabe que cada mes arranca un capítulo por escribir. Sabe -sobre todo- que la pasión será siempre un aliado con el que podrá contar.